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Sexo anal

El ano es fuente de innumerables tipos de goces.

El anilingus consiste en explorar con la boca y tu lengua la zona anal. Lo estupendo del anilingus es que implica una duplicidad.

Te recomendamos que realices el anilingus antes de una penetración, de lo contrario podrían aparecer pequeñas fisuras en el ano. Lamer o ser lamido (anilingus) antes de penetrar es una agradable forma de practicar un sexo seguro, ya que reduce notablemente el riesgo de transmisión del VIH. Lavar la zona del ano con jabón y agua antes de realizar un anilingus disminuye también el riesgo de difusión (contagio) de las bacterias intestinales. Pero no dejes que la higiene quite el protagonismo al sexo. Piensa en lo que es importante para ti, en lo que te excitas.

Penetración

Antes de penetrar un ano excitado es importante que este se encuentre relajado y caliente. No siempre puedes meter a la fuerza un pene o un consolador en un ano. Empieza cuidadosamente con los dedos, la lengua o, tal vez, un “butt plug” (tapón de culo). El esfínter interno del ano no se puede controlar y a menudo se contrae un poco al introducir algo. Prueba a presionando con un dedo sobre el ano hasta sentir que el músculo se relaja. Dado que el ano carece de lubricación natural puede ser aconsejable lubricarlo generosamente con un lubricante a base de agua o silicona. No olvides comunicarte en todo momento con la persona con quien practicas sexo anal. Eso no quiere decir que tengan que hablar todo el tiempo mientras lo hacen, sino permanecer atento a los gemidos de excitación o a las señales que puedan indicar que el otro no está disfrutando. Algunos prefieren mantener relaciones suave y lentamente mientras que a otros les va una penetración más profunda y dura. Lo importante es estar de acuerdo y disfrutar de un acto placentero.

A muchos les gusta gozar con un buen pene o un consolador. La forma en que te gusta que te penetren es cosa de cada uno. El sexo anal no tiene porqué producir daño. Si eres el receptor intenta evitar las drogas y el alcohol, ya que ello puede reducir tu capacidad para detectar anomalías o fisuras, aumentando el riesgo de lesiones. Otro tanto ocurre con las cremas y lubricantes con anestésico.

Las distintas posiciones resultan en un efecto y placer distintos, y hay muchas entre las que escoger. Elige la postura en función de lo que desees lograr. Si eres el activo y te excitan las penetraciones largas y fuertes opta mejor por posiciones que te den fuerza sin cansarte demasiado rápido. Las posiciones sofisticadas raras veces pueden mantenerse más de unos pocos minutos. Si alguno de ustedes es novato en este campo puede ser recomendable actuar un poco en función de las necesidades de cada uno. Prueba distintas formas. Quizá penetrar de forma lateral sea lo más sencillo. También puedes ensayar boca arriba con una almohada bajo el trasero, el llamado cara a cara.

La penetración puede resultar más ágil y placentera con el recto vacío. Sencillamente, ve al  baño antes de ser penetrado. Algunos prefieren realizarse una lavativa antes de mantener relaciones. No obstante, si se hace esto con demasiada frecuencia puede alterarse el equilibrio bacteriano, incrementando el riesgo de transmisión de VIH y de otras infecciones de transmisión sexual. Por eso es particularmente importante utilizar preservativo y abundante lubricación si se ha llevado a cabo un enjuague del recto.

Si optas por una lavativa, ten cuidado al enjuagarte directamente de la ducha portátil o el grifo. No es sencillo controlar la cantidad de agua que entra en el cuerpo. A ser posible, utiliza un pequeño recipiente con el que puedas dosificar la cantidad de agua. Presta también atención a los filos cortantes. La parte interna del ano es bastante delicada. El lavado anal aumenta el riesgo de transmisión de VIH y de otras infecciones de transmisión sexual. ¡No olvides utilizar preservativo y lubricante en las penetraciones!

 

Hazlo más seguro

Usar preservativo en las relaciones sexuales es un modo de mostrar consideración, además del método más seguro para evitar el contagio del VIH. Asegúrate de tener a mano preservativos y lubricante para no verte obligado a salir de la cama o la ducha cuando vayas a practicar sexo. Recomendamos el uso del condón incluso en las relaciones sexuales entre dos o más personas seropositivas (portadores del VIH), ya que la reinfección puede dificultar un tratamiento. Además, recuerda que existen más infecciones de transmisión sexual aparte del VIH.

¿Un tamaño para todos? Penes y preservativos los hay en multitud de formas y tamaños. Un condón a medida puede aumentar el placer. Busca un preservativo que se ajuste a tu pene favorito. En las tiendas habituales la oferta suele ser limitada. Busca en internet o en establecimientos especializados si necesitas un preservativo de tamaño un poco menor o mayor.

Las infecciones de transmisión sexual pueden transmitirse en las relaciones sexuales con intervención de penes, vaginas, anos, manos, bocas y juguetes eróticos. El condón brinda una eficaz protección contra la mayoría de las infecciones de transmisión sexual, independientemente de que recurras a un pene o a un consolador. Realízate análisis periódicamente. Las infecciones de transmisión sexual no siempre provocan síntomas. Es importante que expliques al médico o enfermera tus prácticas sexuales, puesto que ello determinará el tipo de análisis a realizar. Las infecciones de transmisión sexual pueden afectar a la boca, el pene, la vagina o el ano.

No olvides el punto P

A la próstata se la conoce también como el punto P. Es una glándula que, entre otras cosas, produce la secreción del esperma. En la mayoría de los varones se localiza a unos cinco centímetros en el interior del ano, a la altura del ombligo aproximadamente. Tiene el tamaño de una nuez y es sensible al tacto.

A veces puede resultar un poco difícil encontrar la próstata. La persona cuya próstata vaya a ser manipulada puede situarse boca arriba, con las rodillas recogidas sobre el pecho y las piernas separadas. Echa una dosis de lubricante sobre uno o varios dedos y deja que estos penetren suavemente. Sentirás cómo se contraen los músculos del ano y luego se relajan. Procede con cuidado y permanece atento a la reacción del otro. Dobla los dedos un poco en dirección al estómago, como si quisieras atraerlo hacia a ti, y aplica un suave masaje a la próstata. El masajeado puede contribuir animando al masajista cuando sienta placer, tal vez con cálidos gemidos.

Otra parte del cuerpo algo olvidada es el perineo, la zona situada entre el escroto y el ano. Prueba a combinar estos dos puntos. El masajista debe colocarse delante del afortunado destinatario del masaje. Busca la próstata con los dedos índice y corazón mientras utilizas el pulgar para acariciar el perineo. De este modo la próstata recibirá masaje desde dos puntos.

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